Como
ya hemos dicho antes, los microorganismos patógenos se han
especializado en vivir dentro de nuestros cuerpos. Esto hace que, de
encontrarnos con un microorganismo patógeno, podamos saber de dónde
proviene. A esto es a lo que denominamos Microorganismos Patógenos
Indicadores. El microorganismo más utilizado por sus características
es la bacteria Escherichia coli.
Escherichia
coli
¿Dónde se
la encuentra?
E.
coli es un
microorganismo típico del tracto digestivo de mamíferos grandes
(caballos, vacas y el hombre). Esta bacteria vive en el intestino
grueso y se alimenta de todos los desechos orgánicos que el estómago
no pueda asimilar. Al alimentarse de estos desechos, la bacteria es capaz de producir vitaminas y aminoácidos que el organismo
hospedador es incapaz de producir (Simbiosis
Mutualista). En
este caso la bacteria resulta beneficiosa para el organismo, aunque
no siempre sucede de la misma manera.
¿Cómo
vive?
E.
coli es un
microorganismo especializado a la vida dentro del cuerpo de su
hospedador. Su principal requerimiento es una temperatura de 37 ºC.
Asimismo esta bacteria precisa de grandes concentraciones de materia
orgánica.
¿Cómo se
elimina del cuerpo?
Cuando
la población intestinal de E.
coli aumenta
demasiado, los excesos son eliminados por la materia fecal. En casos
de invasión grave puede suceder que E.
coli llegue al
estomago y en este caso es eliminada también por regurgitación.
¿Sobreviviríamos
sin ella?
No. Vivir con
esta bacteria nos otorga grandes beneficios que no podemos obtener de
manera autónoma como ser una gran cantidad de vitaminas y
aminoácidos y la posibilidad de utilizar fuentes de nutrientes que
somos incapaces de degradar por nuestra cuenta.
¿Por qué
es peligrosa?
En
realidad existen muchas cepas de E.
coli. Una cepa es
una variedad dentro de una misma especie. La palabra cepa se utiliza
principalmente en microbiiología, mientras que en botánica se usa
la palabra “variedad” (como en el caso de la acelga Beta
vulgaris variedad
cicla,
que es pariente de la remolacha Beta
vulgaris) mientras
que en la zoología se usa la palabra “subespecie” (como en el
caso del perro Canis
lupus subespecie
familiaris,
que es una subespecie del lobo Canis
lupus). En el caso
de E. coli
existe una cepa en particular (O157:H7), que posee una composición
de membrana (endotoxina tipo lipopolisacárido) que es reconocida por
nuestro sistema inmunológico. Otra cepa denominada E.
coli
enterohemorrágica (ECEH) produce la enfermedad conocida como
Síndrome Urémico Hemolítico (SUH). Esta cepa, al anclarse al tubo
digestivo, produce una exotoxina que destruye las células del
epitelio intestinal generando hemorragias internas. Si las toxinas
entran al sistema sanguíneo, pueden generar destrucción masiva de
tejidos.
¿Cómo
puede afectarnos?
La
mala higiene es el principal riesgo para el contagio de cepas
agresivas de E.
coli. Los alimentos
cárnicos suelen ser los más riesgosos debido a que las carnicerías
no cumplen con las condiciones de higiene mínimas (lavar tablas y
utensilios con agua-lavandina). Asimismo, en el hogar también se
debe tener cuidado al manipular carnes. Las verduras sirven como
transporte para la bacteria. Por eso las carnes deben separarse de
los vegetales. Los alimentos líquidos también son de riesgo, pero
solo si no se encuentran propiamente pasteurizados.
El contagio
en la naturaleza
A pesar de que
es raro, el contagio en la naturaleza puede producirse. Los casos más
típicos son beber agua de arroyos de montaña que pueden estar
contaminados corriente arriba y bañarse en balnearios públicos
contaminados con aguas que contengan materia fecal o estén en
contacto con líquidos intestinales de animales (ej. Bahía Serena,
contaminada por el arroyo de desagüe del mallín del casco).
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