martes, 5 de mayo de 2015

Microorganismos extremófilos: cuando la vida desafía a la naturaleza (Parte 1)

Muchas veces hemos oído hablar de los deportes "extremos". Y en esos casos siempre pensamos en una persona sobre una bicicleta en un extraño recorrido de rámpas y tubos metálicos, o en los circuitos de patinetas o en alguna persona de dudosa integridad psicológica bajando una montaña a toda velocidad en una pendiente remota. Asociamos el término "extremo" a todo aquello en lo que nosotros no nos encontraríamos presentes. Por lo tanto, al decir "extremo" siempre nos referimos a una concepción propia de nosotros, un término antropocéntrico, la cual implica la ausencia de nosotros o todos los que son como nosotros (aeróbicos, mesófilos, autótrofos o heterótrofos, "humedos" y más calientes que el entorno). Pero ¿que hay de aquellos lugares que no respetan estas características "no extremas"?

Los ambientes extremos según el factor

Debido a nuestra excelente capacidad de clasificar y ordenar, somos capaces de identificar factores ambientales que nos darán el concepto de extremo. Pero antes de ingresar en esto deberíamos definir por qué un ambiente debería ser considerado extremo. En este caso pediremos ayuda a la ecología y nos basaremos en el concepto de "biodiversidad de especies". Si comparamos dos ambientes A y B que comparten varios factores pero difieren en alguno, la menor diversidad de especies en uno de dichos ambientes estará relacionado al estrés selectivo que genera el factor distintivo. Consideremos por ejemplo un curso de un río. En determinado momento en parte de ese río se produce una descarga de, digamos, un metal tóxico. Por lo tanto tenemos 2 ambientes: el río sin metal y el río con metal. Este es un ejemplo un tanto "extremo", pero cumplirá con la explicación. Si comparamos ambos ambientes veremos que la única diferencia es la presencia/ausencia del metal. Ahora supongamos que, previo a la presencia del metal, el río cuenta con 10 especies de bacterias, 8 especies de hongos, 15 de algas, 11 de artrópodos y 1 de peces. Luego de la contaminación el río cuenta con 5 especies de bacterias, 2 de hongos, 3 de algas,4 de artrópodos y 0 de peces. Se produjo una reducción de la biodiversidad en el ambiente.
Por lo tanto, cuando hablemos de "ambientes extremos" nos referiremos a aquellos ambientes en los cuales la biodiversidad se encuentre reducida respecto de otro ambiente "control" por el efecto de 1 o varios factores que afectan a dicho ambiente.
Gráfico en el que se muestra como la diversidad de especies variaría según las condiciones fisicoquímicas del ambiente. En el gráfico se destaca un "óptimo", o condiciones en las cuales la diversidad es máxima. Es importante destacar que esto es puramente conceptual e ilustrativo para el concepto de ambiente extremo.
Entonces, ¿qué factores afectan al ambiente de tal manera que lo clasifiquemos dentro de "extremo"? Los principales factores que utilizamos son los siguientes:
Temperatura: Nosotros, salvo algunas excepciones, vivimos en temperaturas medias que oscilan entre los 15 y 35 °C. Estas temperaturas son agradables para nosotros, ni muy frías ni muy cálidas. Aquellas personas que vivan en latitudes elevadas (tanto al sur como al norte) entenderán que temperaturas inferiores a los 15 grados centígrados son frías, mientras que aquellos que habiten en zonas ecuatoriales sabrán que, por sobre los 35 grados centígrados el ambiente es muy cálido. Las temperaturas por debajo de los 15 °C son consideradas bajas. Al acercarse la temperatura a los 0 °C la vida se ve restringida por el congelamiento del agua. Las células están compuestas aproximadamente en un 90% de agua. Al congelarse, el agua forma cristales que pueden comprometer la integridad de la membrana celular. Al contrario, las temperaturas superiores a los 40 °C atentan contra la estructura de las proteínas. Estas poseen un rango de temperatura de acción. Por sobre los 40 °C muchas proteínas pierden su estructura y, por ende, su función, causando la muerte del organismo.

Concentración molar: Más de una persona habrá oído "A pesar de estar rodeado de agua, el náufrago no puede tomar el agua del mar ya que moriría...". ¿Por qué sucedería algo como esto? Resulta ser que la concentración de solutos del mar (particularmente la sal) se encuentra por sobre el 3%. La célula, en cambio, posee una concentración de solutos internos que oscila en el 0,9%. Ahora bien, la membrana celular posee la capacidad de permitir el paso de algunos compuestos, entre ellos el agua, desde el interior de la célula (el citoplasma) al exterior y vice versa. Este proceso es más conocido como ósmosis. Si la concentración de solutos fuera de la célula es mayor que dentro de la célula, el agua tenderá a salir de la célula para equiparar las concentraciones. O sea, la célula se "deshidrata" (pierde agua). Al contrario, si la concentración de solutos fuera de la célula es menor que dentro el agua tenderá a ingresar a la célula, sobrehidratándola. En este último caso sucedería lo que a un globo que se le infla con demasiado aire. Estos casos son muy conocidos experimentalmente como medios hipo, iso e hipertónicos.
Células de glóbulos rojos en medio hipertónico (agua con sal al 3%), isotónico (solución fisiológica) e hipotónico (agua destilada).
Concentración de protones: Cuando miramos un vaso con agua estamos observando una molécula muy particular compuesta por 2 átomos de hidrógeno y 1 de oxígeno, comúnmente llamada H2O. Sin embargo en el agua algunas de las moléculas están descompuestas y se forman protones (H+) y oxidrilos (OH-). En condiciones normales tanto los protones como los oxidrilos se encuentran en igual concentración y el pH (concentración de protones) es igual a 7. A esta condición la llamamos neutralidad. Cuando el pH disminuye de 7 decimos que el líquido es ácido y cuando sube de 7 decimos que es básico. Así, el jugo de limón (pH 2,4 - 2,6) es ácido mientras que la lavandina (pH 13,0) es básica.
La escala de pH, su efecto en el ambiente y ejemplos cotideanos.

Disponibilidad de agua: Un factor fundamental para la vida es la presencia de agua en estado líquido. Como mencionamos anteriormente, una célula está compuesta por aproximadamente 90% de agua. Pero en muchos lugares de la tierra el agua no es un recurso fácilmente disponible. En general solemos pensar en un desierto, como el Sahara, donde el sol evapora el agua y la humedad del ambiente alcanza valores ¡por debajo del 3%! Sin embargo existen lugares aún más secos. Un ejemplo son las planicies heladas de la Antartida, donde, a pesar de la presencia de agua en estado sólido, la humedad del ambiente suele ser de ¡0%! Un lugar emblemático en este aspecto es Ridge A, donde las temperaturas logran alcanzar los -70 °C y el agua se encuentra exclusivamente en estado sólido.
Imagen de Ridge A donde se registra una temperatura de -42 °C.

Presión: En la superficie de la tierra y a la altura del mar la presión atmosférica es de 1 atmósfera. Esta presión permite varias cosas, entre ellas mantener un tenor de oxígeno al cual estamos habituados a vivir: 21% de oxígeno en la mezcla parcial de gases que conforman el aire del que respiramos. La presión esta relacionada con el peso de todo lo que está sobre nuestra cabeza. esto significa que nosotros soportamos el peso del aire que está sobre nosotros. Si cambiamos el aire por algo más denso, digamos agua, la presión aumentará en base a la densidad del compuesto. Esto implica un mayor peso sobre nosotros. Lo mismo sucede cuando nos sumergimos. Por cada 10 metros de agua la presión aumenta 1 atmósfera. Esto implica que al bajar 1000 metros aumentamos 100 veces la presión atmosférica y, por consiguiente, la presión por cada centímetro cuadrado de nuestro cuerpo. Esto dificulta muchos procesos biológicos, entre ellos la ósmosis.
Radiaciones: Por lo general, en las ciudades gracias a la capa de ozono y a la contaminación que generamos, la radiación que recibimos es principalmente luz y radiación infrarroja. Un espectro de la luz, la luz UV resulta filtrada. Y esto es muy bueno, ya que este tipo de luz posee características perjudiciales para la vida. La luz UV es capaz de generar radicales libres (moléculas o átomos desintegrados de su compuesto original con gran reactividad). Estos radicales libres se mueven a gran velocidad y erráticamente dentro de la célula causando daño mecánico. Particularmente son causantes de mutaciones inespecíficas que pueden causar daños tales como el cáncer (en organismos pluricelulares) o la muerte de la célula.
Espectro de luz desde UV a infrarrojo.

Concentración de oxígeno: A pesar de lo que la mayoría de la gente piensa, el oxígeno es un invento bastante novedoso en la vida. Hace aproximadamente 3500 millones de años los primeros microorganismos comenzaron a poblar los océanos. Su metabolismo era puramente quimiótrofo, obteniendo pequeñas cantidades de energía de la ruptura de compuestos químicos orgánicos o inorgánicos. Sin embargo, un pequeño grupo de cianobacterias comenzó a utilizar la energía del sol para fabricar moléculas orgánicas (azúcares y lípidos). Como subproducto del metabolismo las bacterias excretaban oxígeno, el cual era particularmente tóxico para muchos de los microorganismos existentes. Este nuevo metabolismo ocurrió hace unos 2500 millones de años (1000 millones luego de la aparición de la vida en la Tierra). A pesar de la presencia innegable de oxígeno a nuestro alrededor, este gas no es muy común. Por ejemplo, inmediatamente al ingresar al agua la concentración de oxígeno baja del 21% al 8%. En la tierra fértil, por debajo de los 10 centímetros la concentración de oxígeno es menos al 0,2%. Por lo tanto la anoxigenia es más común de lo que se cree.

martes, 3 de marzo de 2015

El tamaño hace a la diferencia... las ultra-pequeñas bacterias

 
Hace algún tiempo atrás sugerí el problema que plantea el hecho de que una gran diversidad de bacterias no son cultivables. Esto implica que aun no hemos "visto" a un gran número de bacterias. Sin embargo, un grupo de investigadores ha comenzado a echar luz sobre este tema tan particular: han podido ver a través de microscopía electrónica de transmisión (TEM por sus siglas en inglés) a bacterias tan diminutas que desafían nuestro concepto de tamaño mínimo de vida.



El grupo de investigadores ha publicado un artículo en Nature Communications sobre el hallazgo de estas bacterias y un gran número de suposiciones que desatan las mismas. Algo muy llamativo que han encontrado en este trabajo es que el genoma de este tipo de bacterias que poseen un volumen de 0,003 µm cúbicos esta "abreviado". En palabras sencillas, carece de porciones que codifican para distintos procesos y caminos metabólicos conocidos. Aunque uno pudiese sospechar que estamos frente a nuevos metabolismos, también es posible sospechar que estos microorganismos utilizan a otros integrantes de la comunidad para proveerse. Esto parece más plausible ya que este grupo de pequeñas bacterias posee una gran variedad de genes asociados a la fabricación de pili.
El pili es una estructura similar a un pelo que se protruye de la membrana plasmática y que posee diversas funciones, desde motilidad hasta transporte de sustancias. Algo que ha resultado llamativo de los hallazgos de este trabajo que se ha publicado es que las ultra-micro bacterias se conectan a otras bacterias de mayor tamaño a través de los pili. Más extraño aun es que parecería ser que los pili también ingresan hacia el citoplasma de la misma célula generando extrañas formas. Esto podría asociarse con diversas funciones de comunicación y trasporte de sustancias. Entonces la duda: ¿serán estas ultra-micro bacterias los parásitos o simbiontes de las bacterias?
Tal vez lo más sorprendente de este trabajo es el tamaño de las bacterias estudiadas. Como mencioné más arriba, estamos hablando de volúmenes de 0,003 micrometros cúbicos. Esto es lo mismo que 0,000000000000003 mililitros o, para ponerlo de otro modo unos 10 billones de veces más pequeño que una gota de agua. Hasta el momento se suponía que el límite de la vida se ubicaba en los 0,009 micrómetros cúbicos, pero los valores hallados por este grupo de investigadores llega a valores aún más pequeños. Esto es sin duda un desafío para la vida y la organización celular. Como es costumbre, la naturaleza no deja de sorprendernos.
Imagen tomada de Nature Communications (doi10.1038/ncomms7372) donde se observan ultra-micro bacterias mediante Cryo-TEM. En todos los casos la barra representa 100 nanómetros. Según los autores en estas fotografías se pueden observar distintos aspectos de la pared celular, la distribución de los pili y sus contactos con otras células, la división de una célula (c) implicando actividad metabólica y la presencia de bacteriófagos (d) lo cual también es indicio de actividad metabólica.

Tal vez este sea un pequeño paso en la investigación, pero sin duda tendrá grandes repercusiones en nuestro entendimiento de la naturaleza y los seres vivos.

Referencia:

jueves, 8 de enero de 2015

Luego de 30 años... un nuevo y prometedor antibiótico

Desde 1930 en adelante los antibióticos han revolucionado nuestra forma de vivir. En 1928 el microbiólogo Alexader Fleming descubría la penicilina, una enzima activa proveniente del hongo de tierra Penicillum notatum, la cual era capaz de destruir las membranas de las bacterias en un proceso que Fleming denominó lisis. El descubrimiento de la penicilina se popularizó luego de la segunda guerra mundial, gracias al aporte de los productores cerveceros cuya tecnología permitió la producción masiva del antibiótico.
Luego de los descubrimientos de Fleming muchos científicos se volcaron al estudio de microorganismos ambientales en búsqueda de otros antibióticos capaces de eliminar a las bacterias patógenas. Y, vale la pena decirlo, tuvieron mucho éxito. Las enfermedades causadas por bacterias parecían cosa del pasado...
Pero la naturaleza suele tener muchas herramientas a su disposición para evitar los desbalances. Los médicos comenzaron a utilizar los antibióticos de manera descontrolada, incluso de forma preventiva. Las altas concentraciones de antibióticos en el cuerpo comenzaron a atacar a toda la flora microbiana presente en el cuerpo. Esto generó automáticamente una selección hacia los microorganismos resistentes. La resistencia a antibióticos en los microorganismos es genética y los genes que codifican para la resistencia suelen encontrarse en una estructura genética llamada "plásmido". El plásmido es una estructura circular de ADN que se encuentra dentro de la célula de la bacteria pero no está asociado a su material genético. Esto permite a las bacterias transferir este trozo de ADN a otras bacterias, y de hecho lo hacen frecuentemente. El problema es que esta transferencia horizontal de genes no es especie-específica: esto implica que una bacteria de una especie puede transferirle el plásmido a una bacteria de otra especie.

Las bacterias patógenas en algún momento comenzaron a "recibir" genes de resistencia a antibióticos. Por otra parte los antibióticos también comenzaron a utilizarse en el ganado, ya que brindan los mismos beneficios para los demás animales (además del humano). Las enormes cantidades de antibióticos generaron una respuesta desmedida en los microorganismos los cuales comenzaron a volverse cada vez más resistentes.
Un ejemplo de resistencia microbiana en ambientes con altas concentraciones de antibióticos se da en las enfermedades intrahospitalarias. Este tipo particular de enfermedades se produce por bacterias que viven dentro de los hospitales y se transmiten entre pacientes. El problema de estas bacterias es que poseen multiresistencias a antibióticos. Esto significa que poseen plásmidos que codifican para la resistencia a varios antibióticos. Ejemplos de esto son Clostridium difficile y Staphylococcus aureus MR (o MRSA por las siglas inglesas Methicillin-Resistant Staphylococcus aureus). Estos microorganismos causan enfermedades que, de no ser curadas, pueden causar la muerte del paciente. El problema radica en que, debido a que son resistentes a los antibióticos, es muy difícil curarlas.
Ejemplo de un plásmido con multiresistencia
Desde el descubrimiento de la vancomicina, en 1987, no se lograron identificar nuevos antibióticos. Y, para nuestro pesar, Clostridium difficile ha conseguido volverse resistente a este antibiótico. Con esta nueva resistencia y la resistencia adquirida de otros patógenos a los antibióticos nuestras opciones comenzaron a agotarse. La posibilidad de volver a un mundo semejante a aquel previo al descubrimiento de los antibióticos se estaba convirtiendo cada vez más en una realidad.
Sin embargo, de todos los microorganismos que conocemos actualmente una gran proporción (más del 80%) son denominados "microorganismos no cultivables". Estos microorganismos tienen la característica de no crecer en nuestros medios de cultivo tradicionales. Podemos detectarlos genéticamente, pero nunca los hemos visto crecer. Y al no poder cultivarlos no podemos estudiar sus características metabólicas, entre ellas la producción de compuestos tipo antibióticos.
El grupo de investigadores liderado por Kim Lewis ha diseñado una estrategia para poder "observar" el metabolismo de los microorganismos no cultivables. Han logrado esto a través de diseñar un aparato denominado iChip que permite aislar células de microorganismos en el medio ambiente. Por lo tanto no es necesario aislar y recultivar al microorganismo, sino que simplemente sigue su vida normal en el ambiente, pero puede ser estudiado. Así, este grupo de investigadores logró detectar un compuesto producido por la bacteria Eleftheria terrae capaz de matar a bacterias multirresistentes sin generar nuevas resistencias. Este nuevo antibiótico, denominado teixobactin, está siendo probado actualmente en ratones y se cree que las primeras pruebas en humanos serán realizadas en dos años más. A pesar que el tiempo parece largo, si este antibiótico posee las mismas características que la vancomicina podemos suponer que tendremos al menos 30 años más antes que las bacterias comiencen a mostrar resistencia a este nuevo antibiótico. Aunque a largo tiempo, este descubrimiento suena prometedor y refrescante. Esperemos que así sea.

Bibliografía:
-Losee L. Ling, Tanja Schneider, Aaron J. Peoples, Amy L. Spoering, Ina Engels, Brian P. Conlon, Anna Mueller, Till F. Schäberle, Dallas E. Hughes, Slava Epstein, Michael Jones, Linos Lazarides, Victoria A. Steadman, Douglas R. Cohen, Cintia R. Felix, K. Ashley Fetterman, William P. Millett, Anthony G. Nitti, Ashley M. Zullo, Chao Chen and Kim Lewis (2015). A new antibiotic kills pathogens without detectable resistance. Nature. doi:10.1038/nature14098.
-Heidi Ledford (2015). Promising antibiotic discovered in microbial ‘dark matter’. Nature News. Publicado el 7 de Enero de 2015.









martes, 6 de enero de 2015

La lucha contra los microorganismos: ¿por qué queremos librarnos de ellos?

Una pregunta justa es ¿por qué debemos vivir junto con los microorganismos? Después de todo asociamos a estas diminutas criaturas con nuestras peores pesadillas: malaria, síndrome urémico hemolítico, cólera... Instintivamente cuando hablamos de microorganismos (sin contar por supuesto a los virus) pensamos en infinidad de enfermedades capaces de causarnos mucho dolor e, inclusive, la muerte. Muchas personas, y particularmente los publicistas, nos orientan a creer que un mundo "sin bacterias" sería idílico. Y así publicitan una batería de productos antimicrobianos de todo tipo. Pero, ¿cuál es realmente la función de los microorganismos entre nosotros y, más importante, en la naturaleza?
Moyasimon: animé japonés de un adolescente capaz de ver a los microorganismos

Los microorganismos en nosotros: una simbiosis exitosa

Algo importante de entender es cuán significativos son los microorganismos en nuestro propio cuerpo. Lógicamente, cuando nos vemos al espejo pensamos en nosotros como seres humanos. Los microorganismos son insignificantes (organismos unicelulares que viven exclusivamente para reproducirse una y otra ves). Si consideramos nuestra biomasa (la masa que corresponde a nuestro sistema biológico), se estima que 2 kilogramos de nuestro peso corresponden a microorganismos (en un adulto promedio). Esto puede no parecer gran cosa, pero ¿qué sucede si contabilizamos las células "humanas" contra las células "microbianas" en nuestro cuerpo? La proporción de células humanas es 10 veces menor que la cantidad de células microbianas. O sea, somos más "microorganismo" que "humano". Esto se incrementa si consideramos los genes presentes en nuestro cuerpo. En este aspecto los microorganismos nos superan en una proporción de 1000 a 1.
El genoma humano comparado con el microbioma.
Esta gran diversidad de microorganismos en nuestro cuerpo nos está tratando de indicar algo: si hay tantos microorganismos en nuestro cuerpo algo deben estar haciendo. Analicemos los hechos: no estamos muertos, no estamos continuamente enfermos, no estamos débiles. Esto implica que los microorganismos que habitan nuestro cuerpo no nos están haciendo daño. Pero, ¿cuál es su función?
A medida que la ciencia microbiológica avanza más y más nos percatamos de la gran diversidad de funciones que poseen los microorganismos que nos habitan. En primer lugar, los microorganismos generan una barrera efectiva contra cualquier otro microorganismo que quiera invadir nuestro cuerpo. Son una armadura protectora que compite eficazmente contra cualquier microorganismo que quiera "romper" la estabilidad en la que se encuentran. Esto sucede tanto en el exterior de nuestro cuerpo (la piel) como en los tejidos internos (por ejemplo el tracto intestinal). Podemos aislar microorganismos de casi cualquier parte de nuestro cuerpo (a excepción de nuestra sangre y otros tejidos especiales) y podemos aislar productos bacterianos (proteínas, enzimas, azúcares) de todo nuestro cuerpo, sin excepción.
Por otra parte los microorganismos de nuestro cuerpo "entrenan" a nuestro sistema inmune. Básicamente lo activan a fin de que nuestro sistema inmune sea capaz de reconocer a los microorganismos "buenos" de los "malos" y que lo logre rápida y eficientemente. Esto se ha descubierto recientemente, pero ha ganado un gran impulso debido a nuestra actual crisis de funcionalidad de antibióticos.
Los microorganismos también nos alimentan. Nuestro cuerpo es bastante limitado para la extracción de nutrientes y procesamiento de alimentos. El metabolismo microbiano es mucho más variado, lo que permite la degradación de diversas fuentes de nutrientes orgánicos e inorgánicos. Asimismo, los microorganismos son capaces de producir vitaminas, las cuales nosotros no las producimos pero sí las necesitamos. Los microorganismos que viven en nuestro tracto digestivo nos aportan una gran variedad de vitaminas que utilizamos en nuestro metabolismos. ¡Incluso nos aportan aminoácidos esenciales para nuestro aparato celular!
Nuestro interés por comprender el rol de los microorganismos en nuestro cuerpo nos ha llevado incluso a iniciar el Proyecto Microbioma Humano, el cual busca dilucidar cual es la diversidad y función de los microorganismos presentes en nuestro cuerpo. Este proyecto posee importantes implicaciones en la medicina, pudiendo dar respuestas sobre la resistencia de los microorganismos a los antibióticos, la inmunidad adquirida naturalmente, el desarrollo de terapias metabólicas e incluso el impacto a nivel psicológico y neuronal de los microorganismos.

Los microorganismos en el ambiente: una historia conocida

Una frase muy utilizada, pero al mismo tiempo muy desestimada es que "los microorganismos fueron los primeros seres vivos en la Tierra y de ellos descendemos". La frase refleja someramente el significado real de la presencia de los microorganismos. Raramente pensamos en los microorganismos como una fuerza de modificación masiva del ambiente. Sin los microorganismos no habría oxígeno disponible en la atmósfera. La fotosíntesis fue un invento de ellos hace aproximadamente 2500 millones de años. ¿Somos capaces de imaginarnos a la tierra antes de esto? Gracias al aumento en la concentración de oxígeno la Tierra posee una capa de ozono que bloquea la incidencia de los rayos ultravioletas (UV), los cuales son extremadamente dañinos para el ADN y el ARN, nuestro material genético. Los microorganismos aprendieron a fijar el carbono, el nitrógeno y el fósforo en moléculas orgánicas, las cuales son fácilmente degradadas por otros organismos vivos. Esto permitió la quimioheterotrofía, metabolismo que abunda en nuestro planeta actualmente.
Los microorganismos son capaces de reducir las concentraciones de productos tóxicos, orgánicos e inorgánicos. Reducen compuestos tóxicos en la tierra, el agua y el aire. Protegen muchos alimentos modificándolos en subproductos más valiosos para nosotros (yogures, alcoholes, vinagres, etc.). En síntesis, nos protegen y protegen la estabilidad del ambiente. Pero, entonces, ¿por qué estamos tan obsesionados en eliminar a los microorganismos de nuestro entorno? La respuesta a esto es la falta de información y el miedo. Pensamos en los microorganismos como en enemigos a los que debemos vencer. Pero realmente la situación es la opuesta. Una analogía es el temor del público a los tiburones. Uno piensa en un tiburón como una máquina asesina. Sin embargo de las casi 250 especies conocidas de tiburones solo 4 registran ataques a seres humanos. Aún así nos alegramos de ver a un tiburón en una red, sin importar si este es realmente una amenaza para el público.

Es muy importante comenzar a tomar consciencia de nuestra relación con los microorganismos. Su prevalencia en nuestro planeta es vital tanto para nosotros como para el planeta cuando nosotros ya no estemos. Ellos han originado toda la vida que conocemos y lo volverán a hacer. Somos tan conscientes de la capacidad de los microorganismos que esterilizamos las naves que llevamos al espacio y a otros planetas por temor de que los microorganismos sean capaces de colonizar nuevos ambientes. En un futuro tal vez sean nuestros emisarios para la colonización de nuevos planetas. Hoy estamos aprendiendo el idioma de los microorganismos: saber como "hablan" nos permitirá "hablar con ellos". Los límites de esto son excitantes y desconocidos. Pero si de algo estamos seguros es que los microorganismos son de vital importancia para nosotros y nuestro medio ambiente.