Una pregunta justa es ¿por qué debemos vivir junto con los microorganismos? Después de todo asociamos a estas diminutas criaturas con nuestras peores pesadillas: malaria, síndrome urémico hemolítico, cólera... Instintivamente cuando hablamos de microorganismos (sin contar por supuesto a los virus) pensamos en infinidad de enfermedades capaces de causarnos mucho dolor e, inclusive, la muerte. Muchas personas, y particularmente los publicistas, nos orientan a creer que un mundo "sin bacterias" sería idílico. Y así publicitan una batería de productos antimicrobianos de todo tipo. Pero, ¿cuál es realmente la función de los microorganismos entre nosotros y, más importante, en la naturaleza?
Moyasimon: animé japonés de un adolescente capaz de ver a los microorganismos |
Los microorganismos en nosotros: una simbiosis exitosa
Algo importante de entender es cuán significativos son los microorganismos en nuestro propio cuerpo. Lógicamente, cuando nos vemos al espejo pensamos en nosotros como seres humanos. Los microorganismos son insignificantes (organismos unicelulares que viven exclusivamente para reproducirse una y otra ves). Si consideramos nuestra biomasa (la masa que corresponde a nuestro sistema biológico), se estima que 2 kilogramos de nuestro peso corresponden a microorganismos (en un adulto promedio). Esto puede no parecer gran cosa, pero ¿qué sucede si contabilizamos las células "humanas" contra las células "microbianas" en nuestro cuerpo? La proporción de células humanas es 10 veces menor que la cantidad de células microbianas. O sea, somos más "microorganismo" que "humano". Esto se incrementa si consideramos los genes presentes en nuestro cuerpo. En este aspecto los microorganismos nos superan en una proporción de 1000 a 1.
El genoma humano comparado con el microbioma. |
Esta gran diversidad de microorganismos en nuestro cuerpo nos está tratando de indicar algo: si hay tantos microorganismos en nuestro cuerpo algo deben estar haciendo. Analicemos los hechos: no estamos muertos, no estamos continuamente enfermos, no estamos débiles. Esto implica que los microorganismos que habitan nuestro cuerpo no nos están haciendo daño. Pero, ¿cuál es su función?
A medida que la ciencia microbiológica avanza más y más nos percatamos de la gran diversidad de funciones que poseen los microorganismos que nos habitan. En primer lugar, los microorganismos generan una barrera efectiva contra cualquier otro microorganismo que quiera invadir nuestro cuerpo. Son una armadura protectora que compite eficazmente contra cualquier microorganismo que quiera "romper" la estabilidad en la que se encuentran. Esto sucede tanto en el exterior de nuestro cuerpo (la piel) como en los tejidos internos (por ejemplo el tracto intestinal). Podemos aislar microorganismos de casi cualquier parte de nuestro cuerpo (a excepción de nuestra sangre y otros tejidos especiales) y podemos aislar productos bacterianos (proteínas, enzimas, azúcares) de todo nuestro cuerpo, sin excepción.
Por otra parte los microorganismos de nuestro cuerpo "entrenan" a nuestro sistema inmune. Básicamente lo activan a fin de que nuestro sistema inmune sea capaz de reconocer a los microorganismos "buenos" de los "malos" y que lo logre rápida y eficientemente. Esto se ha descubierto recientemente, pero ha ganado un gran impulso debido a nuestra actual crisis de funcionalidad de antibióticos.
Los microorganismos también nos alimentan. Nuestro cuerpo es bastante limitado para la extracción de nutrientes y procesamiento de alimentos. El metabolismo microbiano es mucho más variado, lo que permite la degradación de diversas fuentes de nutrientes orgánicos e inorgánicos. Asimismo, los microorganismos son capaces de producir vitaminas, las cuales nosotros no las producimos pero sí las necesitamos. Los microorganismos que viven en nuestro tracto digestivo nos aportan una gran variedad de vitaminas que utilizamos en nuestro metabolismos. ¡Incluso nos aportan aminoácidos esenciales para nuestro aparato celular!
Nuestro interés por comprender el rol de los microorganismos en nuestro cuerpo nos ha llevado incluso a iniciar el Proyecto Microbioma Humano, el cual busca dilucidar cual es la diversidad y función de los microorganismos presentes en nuestro cuerpo. Este proyecto posee importantes implicaciones en la medicina, pudiendo dar respuestas sobre la resistencia de los microorganismos a los antibióticos, la inmunidad adquirida naturalmente, el desarrollo de terapias metabólicas e incluso el impacto a nivel psicológico y neuronal de los microorganismos.
Los microorganismos en el ambiente: una historia conocida
Una frase muy utilizada, pero al mismo tiempo muy desestimada es que "los microorganismos fueron los primeros seres vivos en la Tierra y de ellos descendemos". La frase refleja someramente el significado real de la presencia de los microorganismos. Raramente pensamos en los microorganismos como una fuerza de modificación masiva del ambiente. Sin los microorganismos no habría oxígeno disponible en la atmósfera. La fotosíntesis fue un invento de ellos hace aproximadamente 2500 millones de años. ¿Somos capaces de imaginarnos a la tierra antes de esto? Gracias al aumento en la concentración de oxígeno la Tierra posee una capa de ozono que bloquea la incidencia de los rayos ultravioletas (UV), los cuales son extremadamente dañinos para el ADN y el ARN, nuestro material genético. Los microorganismos aprendieron a fijar el carbono, el nitrógeno y el fósforo en moléculas orgánicas, las cuales son fácilmente degradadas por otros organismos vivos. Esto permitió la quimioheterotrofía, metabolismo que abunda en nuestro planeta actualmente.
Los microorganismos son capaces de reducir las concentraciones de productos tóxicos, orgánicos e inorgánicos. Reducen compuestos tóxicos en la tierra, el agua y el aire. Protegen muchos alimentos modificándolos en subproductos más valiosos para nosotros (yogures, alcoholes, vinagres, etc.). En síntesis, nos protegen y protegen la estabilidad del ambiente. Pero, entonces, ¿por qué estamos tan obsesionados en eliminar a los microorganismos de nuestro entorno? La respuesta a esto es la falta de información y el miedo. Pensamos en los microorganismos como en enemigos a los que debemos vencer. Pero realmente la situación es la opuesta. Una analogía es el temor del público a los tiburones. Uno piensa en un tiburón como una máquina asesina. Sin embargo de las casi 250 especies conocidas de tiburones solo 4 registran ataques a seres humanos. Aún así nos alegramos de ver a un tiburón en una red, sin importar si este es realmente una amenaza para el público.
Es muy importante comenzar a tomar consciencia de nuestra relación con los microorganismos. Su prevalencia en nuestro planeta es vital tanto para nosotros como para el planeta cuando nosotros ya no estemos. Ellos han originado toda la vida que conocemos y lo volverán a hacer. Somos tan conscientes de la capacidad de los microorganismos que esterilizamos las naves que llevamos al espacio y a otros planetas por temor de que los microorganismos sean capaces de colonizar nuevos ambientes. En un futuro tal vez sean nuestros emisarios para la colonización de nuevos planetas. Hoy estamos aprendiendo el idioma de los microorganismos: saber como "hablan" nos permitirá "hablar con ellos". Los límites de esto son excitantes y desconocidos. Pero si de algo estamos seguros es que los microorganismos son de vital importancia para nosotros y nuestro medio ambiente.
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